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domingo, 31 de julho de 2011

El Unicornio Azul - Silvio Rodriguez


Esa es la mía Historia para "El Unicornio Azul".

Para mí, El Unicornio Azul representa la mía graduación, porque sé que la mía felicidad se completará con ella...No puedo ser relapsa, tengo que buscála incansablemente...Es mí Unicornio Azul, pagaría calquier precio se la perdese y mismo con ella en las manos pago un precio muy alto...Mía esperanza de uno futuro prospero es ser graduada y trabajando...

El Unicornio Azul - Silvio Rodriguez

Sobre como surgio Unicornio, opina Silvio: «El primer título que le puse a la canción fue Noticia o Noticias, no recuerdo. El título surgió siempre después del texto. Entonces traté de ponerle una letra que se adecuara al sentimiento que me inspiraba aquella música pero ninguna me satisfacía. Así estuve varios meses sin encontrar las ...palabras. Un día llego a mi casa, veo un papel y un lápiz sobre la mesa y tarareando la música en mi cabeza, escribí de arriba abajo todo el texto, como está hoy día, sin corregir una palabra.

Eso fue después de haber creado la música, tres o cuatro meses después. Pienso que quizás estaba presente ese sentimiento de pérdida, que no encontraba las palabras para expresar lo que me inspiraba esa música, mitad romántica y mitad barroca, que sugiere cosas de ensueño y cosas antiguas con un poco de encantamiento o algo así.

Eso fue lo que me inspiró el subconsciente porque no fue un proceso consciente. O sea, que no me digo: “!Ah, cómo que he perdido las palabras pues lo que he perdido es un unicornio!” No, no. Fue un proceso totalmente inconsciente. Todo ese trabajo se hizo en mi cabeza sin yo enterarme. Sencillamente, me senté y empecé a escribir:

Mi unicornio azul ayer se me perdió,

pastando lo dejé y desapareció

Etc., etc.

Después que terminé el texto canté la canción acompañándome a de la guitarra. La canté como siempre, encajaba perfectamente, no había que retocar nada. En ese sentido también fue algo con un poco de magia.

Nunca llegué a cantarla con otra letra. No, no. Jamás. Porque cuando yo siento que las palabras no son de una música...., como no puedo engañarme a mí mismo, pues yo no trato de engañar a nadie tampoco. El Unicornio no es el único caso en que he tenido que hacer varias versiones de una canción porque a veces los textos no se adecuan a la música o lo contrario, la música no se adecua a la letra.

Trabajar texto y música cuando viene eso que llaman inspiración, requiere de mucho tiempo y tranquilidad. En la medida en que mi trabajo ha tenido más éxito, tengo más reclamos, más responsabilidades y menos tiempo para crear. Entonces, lo que hago frecuentemente es tomar apuntes. Los primeros que me salen con la guitarra son los musicales. De modo que en los últimos años me he acostumbrado a trabajar mucho a partir de la música. Ese proceso exige mucha concentración: estudiar la estructura melódica, por ejemplo, si uno necesita modificar la melodía original, de manera que al alterar la letra no parezca, digamos, metida a martillazos en la música y asemeje algo tosco, brusco.

Hay que trabajar la estructura a partir de los acentos silábicos, de las consonancias y de las asonancias, pues se hace preciso trabajar entonces la música , que tiene sus acentos. De todos esos elementos hay que hacer algo armónico, feliz. Ese es el aspecto artesanal del trabajo, que sigue al de la inspiración. A veces me acompaña un trecho en ese trabajo artesanal, pero otras se queda uno solo con las herramientas y con la inteligencia. Todo ello requiere de mucho trabajo, a veces varios días de esfuerzo continuado. A mí por lo menos me lo demanda.

Tuve que hacer varios textos para Unicornio, pero no recuerdo si de esas versiones alguna se parecía a la de hoy o eran muy diferentes, aunque sí sé que en el sentido propiamente anecdótico, ninguna hablaba de pérdida y muchísimo menos de un unicornio. Hablaban de otras cosas. Todas sí tenían seguramente algún dejo melancólico, nostálgico, que es, en fin, lo que prima en el sentimiento de la música. Uno de esos textos se refería a una pareja, otro no recuerdo de qué trataba. En todo caso ni trato de rescatar esos intentos, esos ensayos. Los destruyo. ¿Para qué quedarme con ellos?

¿Qué estaba ocurriendo dentro y fuera de mí en aquel momento, o sea, a fines de 1980?

¿En la parte consciente, no? Porque dentro de mí ya ves que estaban pasando muchas cosas que yo ni me daba cuenta. Muchísimas cosas estaban ocurriendo. Por ejemplo, recién había muerto Haydée [Santamaría] meses antes. Por otra parte, se había terminado muy recientemente una relación amorosa, personal, mía, de varios años.

Empecé a percatarme, con un poco más de alarma que otra veces, de que la vida ésta de cantor trashumante, de si de una pare me hacía ganar muchas cosas, de la otra me estaba haciendo perder muchas también. Por esos años empecé a darme cuenta de lo que significa, de los sacrificios que hay que hacer para entregarse así a un arte escénico y ser convertido, incluso a pesar de uno, en algo que más que humano es simbólico.

Paradójicamente, ello me alejaba del aspecto artístico que más me interesa de todo mi mundo que es, justamente, la composición. O sea, que cada vez tenía menos tiempo, menos privacidad y, a la vez, más reclamos, más gentes a mi alrededor. Muchos antes, alrededor del año 1970, empecé a darme cuenta con más fuerza, de los rigores de esta realidad. Todo esto, y la circunstancia de no encontrar las palabras...

Estoy de acuerdo contigo, Sarusky, en que, entre las mil posibles razones que tuve para hacer Unicornio, podrían mencionarse: un amor perdido, el amigo que no tuve, la familia que quise tener, lo que hubiera querido ser.

Es un poco de todo. Pero es también la pérdida de la inocencia. Hay que dase cuenta de que yo sabía poco de unicornios. Buena parte del mundo (que ya es bastante), ha respondido a mi reclamo de noticias sobre los unicornios.

Cuando empezó a circular la canción, sobre todo en los primeros años, recibía cartas, telegramas, cables, mensajes, unicornios pintados, retratados, fotografiados, reproducidos. Incluso en 1982, dos años después de creada, se decretó en los Estados Unidos, no sé en virtud de qué, el Año del Unicornio. Y hubo migraciones al Museo de los Claustros, en Nueva York, para ver los famosos tapices del siglo XIV, del siglo XV, de La dama del Unicornio. Ese año la UNESCO también le pidió a numerosos artistas plásticos de todo el mundo que pintaran unicornios. Después se hizo una gran exposición y las obras se reprodujeron en agendas.

Yo creo que el unicornio estaba en la atmósfera... Venía y, bueno, unos cuantos lo respiramos, lo cantamos, lo pintamos. Como te decía, yo sabía muy poco sobre unicornios y a través de los mensajes me fui enterando de que una de las significaciones que se le atribuía era el sentimiento de pérdida de la inocencia.

Según una de las tantas leyendas que se tejieron alrededor de esos animales mitológicos, fundamentalmente se acercaban a las vírgenes o a las personas castas. Se cuenta que para los alquimistas era muy preciado el cuerno del unicornio, ya que, una vez molido y convertido en polvo, servía para muchos usos.

También se decía que la única forma que tenían los alquimistas de cazar al unicornio era simulando que se dejaba abandonada una virgen en el centro del bosque y se escondían hasta que aparecía un unicornio. El animal se embelesaba con la presencia de la virgen y se dormía en su regazo, momento en que aprovechaban los cazadores que estaban al acecho para capturarlo. ¡Mira qué forma más cruel de comportarse con el amor a la inocencia! ¡Qué cosa más terrible! Después que hice la canción me enteré.

1980. Y bueno, en ese año pasaron muchas cosas. Ahora me pregunto si no sería también que empezaba a tener, no sé, una sensación como de pérdida de la inocencia yo también.

Celia Sánchez murió en enero de ese año, y fue también el año en que mataron a Lennon, exactamente. A Lennon lo matan a principios de diciembre, por eso me preguntan: ¿Tú hiciste la canción en esos días, más o menos?

La gente entonces me dice que si la canción es a John Lennon. No hace mucho me llamó una muchacha para retarme, un poco molesta, a que yo reconociera que le había hecho la canción a John Lennon. Y yo le dije: --Mira, si tú se la quieres adjudicar a Lennon, yo no me opongo. Yo lo admiro mucho, pero no porque esté muerto. Lo admiraba también cuando vivía y lo admiraré y será uno de mis artistas preferidos toda la vida y de mis mejores recuerdos y también un poco de mi símbolo, generacionalmente hablando, ¿no?

Es curioso, desde que empecé a cantarlo, Unicornio fue como una canción mágica... Al escuchar la canción, a la gente le pasaba lo mismo que al unicornio con las vírgenes: aparecían arrobados y se recostaban, confiados y tranquilos, sobre el regazo de las vírgenes. Y así, un poder un poco seductor, hamelinesco, tuvo la canción. Yo no sé por qué, es algo sorprendente.

Quizás será por la capacidad de sugerencia, por las muchas lecturas que tiene la canción.

Debe ser por eso. Pero entonces, al ver que la canción tenía ese poder, y ya eso sí fue algo totalmente consciente, hecho con la mejor de las malas intenciones, como decía Juan Elósegui, quise llamar la atención sobre las guerrillas salvadoreñas porque durante muchos años, a través de amigos, he estado muy vinculado a la guerra de liberación de ese pueblo: entre ellos, nuestro amigo común, Roque Dalton, que había muerto allá; porque había desaparecido Roquito, su hijo mayor; porque a Jorge, su otro hijo, lo habían herido y capturado. Todas esas cosas.

Y como yo quería llamar la atención sobre la justicia de la causa de la liberación en El Salvador, en la carátula del disco hice una nota dedicándole la canción a esa causa, a Roque. Me basé en una noticia que me había llegado de que allá, en las montañas, los guerrilleros escuchaban la canción. Ya yo lo sabía. Entonces me pareció que era un símbolo muy lindo de todas aquellas noticias que me enviaban informándome que el unicornio estaba en tal país, en tal lugar, preferí escoger aquél y decir que ya yo sabía dónde estaba mi unicornio: en las montañas de El Salvador; es toda una historia.

[...] Marianela Boán la montó coreográficamente. Hay también la versión de un francés. Tengo entendido que en otros países, igualmente, se han hecho versiones para bailar. Hay la versión en francés de un cantor argentino que vive hace muchos años en Francia. La ha cantado Mercedes Sosa, me parece que Tania Libertad, no sé su Guadalupe Pineda, mi hermana Anabel López.

Yo creo que la canción tiene sus valores. El arreglo que salió en el disco fue un perfecto punto de apoyo. O sea, que lejos de restarle, sumó magia y sumó hallazgos y efectividad a todo el mensaje de la canción. El arreglo es de José María Vitier que también fue tocado por el don del unicornio...

En realidad ésa es la mayor virtud que tiene: lo inapresable, justamente, como los unicornios, animales que, además, no pueden vivir en cautiverio. Son la libertad. Y sólo los atrae la inocencia.

Lo del color azul debe ser porque es mi color preferido. Estamos rodeados de azul por arriba y por debajo. Somos isleños. Vivimos en una pompa azul.

Hay quienes dicen que les parece curioso que en una de las estrofas de la canción insisto en que sólo quiero aquel unicornio en particular y no otro.

Probablemente se debe a la reminiscencia de una canción infantil que se escuchaba cuando yo era un niño:

Señora Santana/ ¿Por qué llora el niño? / Por una manzana/ Que se le ha perdido.

Yo le daré una,/ Yo le daré dos,/ Una por el niño/ Y otra para vos.

Yo no quiero una,/ Yo no quiero dos,/ yo quiero la mía, que se me perdió. Nadie se ha hecho tantas preguntas sobre esa canción, todo el mundo la cantaba. ¿Por qué ese niño quería la suya? Bueno, por la misma razón por la que yo quería mi unicornio.

Creo que sí, que la canción tiene mucho de la visión de un niño. Aunque no fue todo porque también ha habido quien impugna la canción. De pronto gente que decía que cómo es eso de que yo pagaba un millón... Bueno, nunca mencioné un millón de qué era lo que pagaba, ¿no? Claro está que no era un millón de pesos. Podía ser también un millón de besos o un millón de gracias. Se trata de gente que vio el unicornio como un objeto de lucro... Eso sin contar las versiones humorísticas. El pitusa. A mí se me acercó un capitán de la policía en la Bodeguita del Medio y me dijo que un día lo había embromado uno de sus compañeros con un acta, aparentemente firmada por mí, de una denuncia de pérdida (el capitán no entendía nada) de un jean que me habían robado. Y es que nuestro pueblo es muy bromista y ésa es una de las formas que tiene de recibir las cosas.

También se ha dicho que lo interesante de la canción, además de la metáfora, es el hecho de que se ha ido convirtiendo en leyenda, en verdadero mito contemporáneo.

¿No has oído la versión de Leo Maslía, el cantante uruguayo? Es muy linda. Él encuentra el unicornio un poco como si fuera yo. Y entonces lo regaña, cómo se perdió tanto tiempo y él lo preocupado que estaba; que si comió, que si no comió; que por dónde andaba, mira para eso, viene con las patas sucias y arma un gran lío con el unicornio, que es simpatiquísimo. También es muy inocente. Hay quien ha querido ver detrás de esto una intención peyorativa. Para nada, para nada. Yo creo que él también fue tocado por el don del unicornio y lo expresó a su manera.

Se ha señalado que Unicornio es algo así como propiedad privada de los latinoamericanos, quienes han hecho suya la canción porque se identifican con ella, se la adjudican como algo muy propio, muy entrañable.

En España también gustó mucho. Pienso que se entiende el texto. La música sí puede ser muy suave, muy agradable. Es un lenguaje que lo puede entender cualquier pueblo. Pero esa canción no es sólo la música, es lo que dice.

Un crítico apunta que lo que dice pertenece, es consustancial a la cultura hispanoamericana, a nuestra herencia española.

Yo mismo me pregunto: ¿De una cierta gramática? ¿De lo mágico? Sí. Aunque también hay quien ha dicho que por qué un unicornio... en realidad escogí un unicornio porque fue lo primero que se me ocurrió y quizás, no sé... por lo mítico... Pero, bueno, como es parte de la mítica europea y no de la latinoamericana, ¿no? Y hay quien no ve bien esas cosas. En definitiva, también somos parte de la cultura europea. Por lo menos, la parte de la América Latina a que yo pertenezco, tiene mucho que ver con la cultura europea. ¿Cómo voy a negar eso? Ese tipo de gente no suele cuestionar, cuando uno usa un tambor Batá, con un mito yoruba. No lo cuestiona. Ahora, usas un mito medieval europeo, que es también parte de nuestra cultura, y entonces: ¡Vade retro Satanás!, y cosas así, como si uno no fuera parte de eso también, como si eso no fuera también nuestra cultura. Lo es y a mucha honra. Y es una parte bien hermosa de nuestra cultura. Tan hermosa como la otra. No creo que sea un problema de enfrentarlas ahora, si en realidad somos las dos culturas hechas una sola, una cultura mestiza.

Con Unicornio se ha hablado del papel de la imaginación y la fantasía en mi obra, que es una canción imaginativa en un conjunto donde la imaginación, precisamente, es decisiva. La imaginación es irrefrenable, es, sencillamente, inasible. Probablemente tenga causas: todo lo que es ajeno a uno se puede ir armando objetivamente –para utilizar palabras filosóficas--, lo sepa uno o no, como todo lo que se le puede ir armando a uno en la cabeza –el subconsciente o lo que sea... Aparte de eso, hay un hecho que es real: que la imaginación es inefable, no se puede contener. A veces es más tranquila, más sosegada, y a veces se desboca, como un unicornio, o como lo que uno quiera.

Y es que la realidad también está hecha de imaginación. La primera piedra que se pone para construir algo, cualquier cosa, aparece en la mente de uno. Hay un campo yermo y dice alguien: --Aquí vamos a construir una ciudad... Y al cabo de seiscientos años hay una ciudad ahí. Y fue la imaginación de aquellos que llegaron a aquel campo y dijeron: ¡Mira qué lindo lugar para construir una ciudad! Aquí hay un río, aquí una loma, aquí hay un puerto, pero no había nada. Y al cabo de seiscientos años, por ejemplo, está la ciudad de La Habana. Eso es la imaginación, ésa es la realidad de la imaginación.

Y hay distintas funciones de la imaginación. A veces es para crear cosas tangibles, es decir, para seguir jugando en la mente de los hombres con esos elementos de libertad. Yo lo veo así. Y, ¿qué es una buena función? Las dos son muy buenas. Tanto la que te lleva a construir una mesa, como la que te lleva a cantar para que otros canten. Las dos son necesarias, las dos son útiles.

Yo también pienso que existe algún parentesco espiritual, imaginativo, entre el unicornio y el caballo de coral. Te digo esto porque hace muchos años yo le hice una canción a Onelio Jorge Cardoso, que justamente comienzo uno de sus párrafos diciendo:

El hombre tiene dos hombres, dijo un poeta hermoso que habló conmigo...

Y ese poeta hermoso, por supuesto que era y es Onelio Jorge Cardoso. Tiene que ver muchísimo el unicornio azul con el caballo de coral. Soy lector de Onelio desde que era adolescente. Toda su narrativa me encanta, me fascina. Pero hay algunos cuentos que quizás se emparentan un poco más con la materia que yo también suelo utilizar más a menudo en la creación y el modelo es “El caballo de coral”.

“Caballo” también es un cuento que me importa mucho. “El cuentero”, por supuesto. Y aquél que apareció por primera vez en la revista Bohemia, el del hombre que está preso en una cárcel y sueña, cierra los ojos y ve. ¡Una cosa maravillosa! Vive soñando y va a todas partes del mundo y le ocurren tantas cosas. La imaginación es la verdadera protagonista de esos cuentos, la capacidad de soñar que tiene el hombre y la utilidad de los sueños para el hombre. Yo creo que es una característica mía. Nací así. Y Onelio es uno de los artistas que apuntaló, que hizo que esa forma de ser y de pensar se afianzara en mí y se tradujera en canciones y en formas de ver la vida y en formas de enfocar el arte.

El cubano es muy soñador, tiene que serlo. Creo que todos los pueblos sueñan, sin lugar a dudas. Quizás más detenida y profundamente se pudieran encontrar algunas causas o razones por las que sueña nuestro pueblo.

Yo te diría que en algún sentido por la confluencia de culturas que hay en Cuba, las dos fundamentales que la conforman y que son la española y la africana. Pero, además, es la española pasada por el árabe también. Un pueblo también tan imaginativo que dio los cuentos de Las mil y una noches, una de las joyas de la literatura mundial de la imaginación y uno de los libros más fabulosos que se han escrito y que posiblemente se vayan a escribir nunca. Yo te digo: todo esto está en nosotros; tiene que estar en nosotros todo el eclecticismo como resultado de la cantidad de gente, de culturas, que pasaron por aquí en todos los años de la formación de nuestra nacionalidad.

La ciudad de La Habana fue un punto obligado de tránsito, de trasiego de tanta gente, tan diversa, del mundo, que viajaba a América o que de América se iba a Europa o a otros lugares con otros tantos propósitos diferentes.

Todo ello es el sedimento de nuestra imaginación actual. Y somos así porque tenemos esa historia y tenemos esos abuelos y tenemos esta maravilla de país. Es y somos así por eso, no puede ser por otra cosa.»

Clase de Español VI (27/06)


Silvio Rodríguez Domínguez (San Antonio de Los Baños, 29 de novembro de 1946) é um músico, poeta e cantor cubano.
Expoente da música cubana surgida com a Revolução Cubana, Silvio é um dos cantores cubanos contemporâneos de maior relevo internacional, criador juntamente com Pablo Milanés, Noel Nicola, Vicente Feliú e outros músicos do movimento da Nova Trova Cubana. Considerado um poeta lúcido e inteligente, capaz de sintetizar o intimismo e os temas universais com a mobilização e a consciência social.

Unicornio
Composição: Sílvio Rodriguez
Mi unicornio azul
ayer se me perdió,
pastando lo dejé
y desapareció.
Cualquier información
bien la voy a pagar.
Las flores que dejó
no me han querido hablar.
Mi unicornio azul
ayer se me perdió,
no sé si se me fue,
no sé si extravió,
y yo no tengo más
que un unicornio azul.
Si alguien sabe de él,
le ruego información,
cien mil o un millón
yo pagaré.
Mi unicornio azul
se me ha perdido ayer,
se fue.
Mi unicornio y yo
hicimos amistad,
un poco con amor,
un poco con verdad.
Con su cuerno de añil
pescaba una canción,
saberla compartir
era su vocación.
Mi unicornio azul
ayer se me perdió,
y puede parecer
acaso una obsesión,
pero no tengo más
que un unicornio azul
y aunque tuviera dos
yo solo quiero aquel.
Cualquier información
la pagaré.
Mi unicornio azul
se me ha perdido ayer,
se fue.

1º día de clase (25/06)


Español VI
·         En la primera clase hicimos un mural con algunos diceres al respeto de posibles debilidades y fortalezas de nuestro español.
Las mías debilidades fueran: Inseguridad en hablar, La conjugación verbal, Timidez…
Las mías fortalezas fueran: El comprometimiento, La lectura, Asiduidad…
·         Después la profe nos conto de su viaje de vacaciones para Havana/Cuba y Ciudad de Panamá/ Panamá con su esposo y su nieto, con bonitas fotos del mar.
·         Par cerrar la clase de este día hablamos sobre “El mundo Español que vivimos”, los comentarios de los compañeros de clase fueran de una dimensión muy buena para entender mejor esta bonita lengua.